martes, 13 de mayo de 2014

TEXTOS ... Y MÁS TEXTOS...CORTÁZAR

VIAJES
Cuando los famas salen de viaje, sus costumbres al pernoctar 
son las siguientes: Un fama va al hotel y averigua cautelosamente 
los precios, la calidad de las sábanas y el color de las alfombras. El segundo se traslada a la comisaría y labra un acta 
declarando los muebles e inmuebles de los tres, así como el 
inventario del contenido de sus valijas. El tercer fama va al 
hospital y copia las listas de los médicos de guardia y sus 
especialidades. 

Terminadas estas diligencias, los viajeros se reúnen en la plaza mayor de la ciudad, se comunican sus observaciones, y entran en el café a beber un aperitivo. Pero antes se toman de las manos y danzan en ronda. Esta danza recibe el nombre de "Alegría de los famas".
            Cuando los cronopios van de viaje, encuentran los hoteles llenos, los trenes ya se han marchado, llueve a gritos, y los taxis no quieren llevarlos o les cobran precios altísimos. Los cronopios no se desaniman porque creen firmemente que estas cosas les ocurren a todos, y a la hora de dormir se dicen unos a otros: "La hermosa ciudad, la hermosísima ciudad". Y sueñan toda la noche que en la ciudad hay grandes fiestas y que ellos están invitados. Al otro día se levantan contentísimos, y así es como viajan los cronopios.
Las esperanzas, sedentarias, se dejan viajar por las cosas y los hombres, y son como las estatuas que hay que ir a verlas porque ellas ni se molestan.
 Julio Cortázar
En Historias de cronopios y de famas






  SUS HISTORIAS NATURALES

Flor y cronopio
         Un cronopio encuentra una flor solitaria en medio de los campos. Primero la va a arrancar, pero piensa que es una crueldad inútil y se pone de rodillas a su lado y juega alegremente con la flor, a saber: le acaricia los pétalos, la sopla para que baile, zumba como una abeja, huele su perfume, y finalmente se acuesta debajo de la flor y se duerme envuelto en una gran paz.                                                                                                                                              
  La flor piensa: «Es como una flor».


Fama y eucalipto
         Un fama anda por el bosque y aunque no necesita leña mira codiciosamente los árboles. Los árboles tienen un miedo terrible porque conocen las costumbres de los famas y temen lo peor. En medio de todos está un eucalipto hermoso, y el fama al verlo da un grito de alegría y baila tregua y baila catala en torno del perturbado eucalipto, diciendo así:
       -Hojas antisépticas, invierno con salud, gran higiene.
       Saca un hacha y golpea al eucalipto en el estómago, sin importársele nada. El eucalipto gime, herido de muerte, y los otros árboles oyen que dice entre suspiros:
      -Pensar que este imbécil no tenía más que comprarse unas pastillas Valda.


 Julio Cortázar
En Historias de cronopios y de famas


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